Jóvenes no están exentos de sufrir complicaciones secundarias tras superar el Covid-19

No vale descuidarse de ninguna manera ante el Covid-19. Son muchas las investigaciones que en torno a la enfermedad se están gestando y aún más las cosas por descubrir. Hasta ahora, de manera consensuada y como único mecanismo eficiente para evitar el contagio, y sus posibles implicaciones, es indiscutible el buen uso del tapabocas, el distanciamiento físico y el constante lavado de manos. Más allá de las políticas adoptadas por los Estados, de la reapertura de la economía y de la estabilidad de los sistemas sanitarios, el real autocuidado- manteniendo la precaución como premisa- es lo único efectivo para prevenir la propagación y contagio del nuevo Coronavirus.

La Organización Mundial de la Salud ya lo advirtió. En palabras de Tedro Adhanom Ghebreyesus, su director, la pandemia provocada por el Covid-19 está lejos de terminar. “Aunque muchos países han progresado en todo el mundo, la pandemia en realidad se está acelerando. Estamos todos juntos en esto y estamos todos en esto a largo plazo. Ya hemos perdido mucho, pero no podemos perder la esperanza”.

Si una de las formas de superar la pandemia es logrando la inmunidad colectiva, entonces el mundo está lejos de lograrla. Los países, fronteras adentro, no han logrado ni siquiera alcanzar el 10% de contagios en sus poblaciones. En Estados Unidos, el país que lidera las cifras de casos positivos activos y muertes, entre el 5% y el 8% de la población ha sido contagiada. Según la OMS, la inmunidad colectiva generalmente ocurre cuando entre el 70% y 90% de una población es inmune a una enfermedad infecciosa, ya sea porque las personas se han contagiado y recuperado, o porque se han vacunado.

Tomando en cuenta, entonces, que la posibilidad de comercialización de una vacuna efectiva aún no se vislumbra en el plazo inmediato y que tampoco existe un tratamiento del todo efectivo para evitar la cantidad de muertes que se han registrado hasta ahora, resulta imperante mantener las recomendaciones indicadas en principio y repetidas a diario en todas las administraciones del mundo.

En palabras de Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, entre los mitos que se han gestado alrededor del Covid-19 destaca la seguridad de las generaciones Z (nacidos entre 1994 y 2010) y Millennial (nacidos entre 1981 y 1999), quienes aseguran tener un riesgo muy bajo de complicaciones ante un contagio de Covid-19.

Y es que, aunque la teoría ha demostrado hasta ahora que las posibilidades de complicaciones más altas las tienen las personas adultas mayores o quienes de manera preexistente padezcan alguna enfermedad crónica, el galeno asegura que los efectos post Covid-19 parecen demostrarse a través de efectos secundarios.

Foto: Getty

Dale Needham, médico de cuidados intensivos de la Universidad Johns Hopkins, explicó que las prolongadas estancias en Cuidados Intensivos provocan problemas físicos y mentales a futuro. Las infecciones respiratorias graves obligan a los afectados a pasar largos períodos de tiempo conectados a respiradores – hasta 2 semanas en ciertos casos- y provocan casos de atrofia muscular y debilidad ante la falta de movilidad.

Por su parte, la doctora Jen Caudle, de Nueva Jersey, le declaró a CNN que ha visto a pacientes jóvenes sufrir complicaciones graves o a largo plazo debido al Covid-19, incluidos derrames cerebrales, falta de aliento, fatiga o la pérdida del gusto y del olfato, mucho después de haberse recuperado.

En este sentido, los especialistas coinciden en la importancia del autocuidado, sin importar la edad. El Instituto de Evaluación y Métricas de Salud de la Universidad de Washington informó que, si el 95% de los estadounidenses utilizara máscaras faciales en público, se podrían prevenir 33 mil muertes antes del 1 de octubre. Por ahora, no hay otra alternativa. Y la misma ecuación- en sus respectivas dimensiones- aplica para el resto de países.

La fórmula para el instituto de sanidad de Estados Unidos es la siguiente: protecciones faciales → menos propagación viral asintomática → más lugares abiertos, y en menos tiempo. Una persona, en promedio, contagia a otras tres más. De ahí parte la importancia del autocuidado.

Otro problema de la inmunidad de rebaño para los especialistas radica en el hecho de que el Covid-19 es tan nuevo que nadie sabe si los anticuerpos desarrollados después de la recuperación- y cuyos efectos secundarios siguen investigándose- proporcionarán inmunidad a largo plazo.

“Tenemos herramientas poderosas a nuestra disposición: distanciamiento social, usar una máscara en público y ser disciplinados con el lavado frecuente de manos”, insistió director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

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