Los simbióticos: un tratamiento contra las alergias alimentarias

La alergia a la Proteína de Lecha de Vaca (APLV) es una de las alergias alimentarias más frecuentes en los primeros meses de vida, incluso en niños en edad preescolar y adulta. Estudios recientes indican que esta alergia está asociada al desarrollo de otro tipo de alergias como asma, dermatitis atópica y rinitis. 

La APLV puede provocar serias complicaciones para la salud de lactantes y niños, como afecciones en la piel y problemas en su sistema gastrointestinal y respiratorio. Una de las condiciones más alarmantes ligadas a la APLV es el desarrollo del asma, una condición que alcanza el 69.9 % de sub diagnósticos en Colombia, mientras que su prevalencia sigue en ascenso.

El Dr. Juan Pablo Riveros, gastroenterólogo pediatra y presidente del Colegio Colombiano de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (COLGAHNP) explica que «nunca ha sido tan importante fortalecer el sistema inmunológico en la población pediátrica; más aún en los niños con alergia alimentaria, pues un diagnóstico temprano y un manejo adecuado pueden contribuir con una disminución de la carga de esta enfermedad y sus complicaciones».

Dr. Juan Pablo Riveros, gastroenterólogo pediatra y presidente del Colegio Colombiano de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (COLGAHNP).

El experto habla de la microbiota intestinal, y la define como el conjunto de bacterias que colonizan de manera natural el intestino de las personas. Es importante para el adecuado funcionamiento del sistema gastrointestinal. Se ha evidenciado que la microbiota de lactantes con alergia tiene un desequilibrio al compararla con la de lactantes sanos amamantados. La leche materna contiene oligosacáridos y bacterias que contribuyen al desarrollo de una microbiota intestinal sana. De ahí que el desarrollo, mantenimiento de un balance en la microbiota (bacterias benéficas que viven en el intestino humano) y su relación con el sistema inmune son factores esenciales para la salud, especialmente, en lactantes y niños.

Es aquí donde entran en juego los probióticos, considerados microorganismos vivos destinados a mantener o aumentar las bacterias «buenas» (microbiota equilibrada) del cuerpo. Los prebióticos son el alimento (generalmente fibras) que actúa como nutriente para las bacterias ‘buenas’. Los prebióticos se utilizan con la intención de mejorar el equilibrio de estos microorganismos benéficos.

«Los simbióticos son una combinación de prebióticos y probióticos. Estas cepas bacterianas influyen directa o indirectamente en el sistema inmune a través de la microbiota intestinal, y por ende desempeñan un papel importante al prevenir el desarrollo de las alergias. El objetivo de combinar prebióticos y probióticos es el de obtener efectos positivos más potentes (sinergia) que usándolos por separado», resalta el doctor Riveros.

Foto: cortesía.

Para hacer un diagnóstico oportuno de alergias alimentarias es necesario la evaluación de ciertos síntomas que son relevantes en estos casos, como la presencia de diarrea con sangre y moco, quemazón de la cola (eritema anal), cólicos recurrentes en niños, distención abdominal, vómitos o reflujos frecuentes, inapetencia, falla en el crecimiento, dermatitis y manifestaciones respiratorias

Cuando aparecen uno o varios de estos síntomas, incluyendo además antecedentes de padres alérgicos, niños que nacen por cesárea, uso de antibióticos a temprana edad o niños que no recibieron, de manera temprana, a la lactancia materna es probable que se esté frente a  un diagnóstico de alergia alimentaria.

«El manejo de una alergia alimentaria, de manera adecuada, impacta positivamente los gastos en salud pública. Con ello disminuimos el uso innecesario de medicamentos, de pruebas diagnósticas, el riesgo de hospitalización de niños por reacciones alérgicas severas y, además, un impacto importantísimo en las consecuencias de desnutrición asociadas a las alergias alimentarias, que tiene impactos irreparables».

Por su parte, el Doctor José Fernando Vera-Chamorro, gastroenterólogo, nutriólogo y epidemiólogo clínico, miembro del COLGAHNP considera que «los cambios de la microbiota intestinal son responsables, en parte, del aumento o de la presencia de enfermedades alérgicas. Lo ideal sería promover un equilibrio de la microbiota intestinal desde el embarazo con una nutrición adecuada de la madre, procurando un parto vaginal (donde se adquiere una microbiota natural) y el inicio de leche materna, idealmente, en la primera hora de vida. De esta manera se evita el uso de fórmulas y de antibióticos, con el fin de disminuir el riesgo de aparición de estos cuadros clínicos».

Asegura el experto que teniendo en cuenta la importancia de los prebióticos y probióticos en la alimentación del lactante alérgico y en los casos en que la lactancia materna no es posible, el manejo nutricional con simbióticos en lactantes con APLV es una excelente opción para promover la tolerancia temprana y evitar otras enfermedades alérgicas, como asma, rinitis y dermatitis atópica. Estudios científicos realizados en más de 1.500 pacientes con alergias alimentarias demuestran la evidencia del uso de simbióticos en el tratamiento y evolución de estas alergias.

«Los simbióticos actúan no solo mejorando los síntomas asociados a la alergia sino favoreciendo su desaparición, ya que le devuelven el equilibrio perdido a la microbiota intestinal».

Foto cortesía: MejorConSalud.as.com.

Alergias alimentarias en Colombia

A pesar de la poca evidencia disponible, estudios en Colombia demuestran un incremento de las alergias alimentarias en pediatría. La prevalencia real varía entre 2 % y 7 %. Adicionalmente, solo en el 20 % de los casos se sospecha a tiempo una alergia alimentaria, por lo tanto, en la mayoría de los pacientes se definen conductas nutricionales no adecuadas, que impactan el estado nutricional.

Los factores de riesgo para el desarrollo de alergias alimentarias en pediatría muestran cifras elevadas en los últimos años en Colombia. En primer lugar, los partos por cesárea son cerca del 45,5 %, así como la exposición temprana a la leche de vaca en 62 % de los lactantes y la tasa de prematuridad del 19,3 %. Por otra parte, la lactancia materna exclusiva en menores de 6 meses es solo de un 36,1 %, también se contemplan otros factores de riesgo como madre fumadora, madre y padre atópico, entre otros.

Foto cortesía: ClikiSalud.net.

Algunos datos importantes

  • La OMS sitúa las alergias entre las seis patologías más frecuentes y son la enfermedad crónica más común en la infancia, constituyéndose en un problema de salud pública.
  • Según la Asociación Mundial de Alergia (WAO), las alergias están en aumento. En la actualidad de 30-40% de la población mundial es alérgica y las alergias alimentarias van en aumento.
  • La alergia alimentaria afecta al 5% de los adultos y al 8% de los niños. En el mundo se dobla la frecuencia cada década. En Colombia, en 1990 se presentaban en un 3,4% de la población y para el 2011, era del 5,1%.
  • La microbiota intestinal es el lugar donde habitan microorganismos como bacterias, las cuales interactúan con las células del sistema inmune, lo cual constituye un pilar importante en la maduración del mismo.
  • Estudios científicos realizados en más de 1500 pacientes con alergias alimentarias, demuestran la evidencia del uso de simbióticos en el tratamiento y evolución de estas. Los simbióticos actúan no solo mejorando los síntomas asociados a la alergia sino favoreciendo la desaparición de la misma, ya que le devuelven el equilibrio perdido a la microbiota intestinal, siendo un verdadero hito para el manejo de esta patología.
  • Los alimentos que más alergias alimentarias desencadenan, además de la proteína de leche de vaca, son: huevo, soya, frutos secos, pescado, frutos rojos y el gluten.

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